Lo prometido es deuda: Aniversario número 40… sin él
“Nuestro amor imposible” (como escribo en otra parte) siempre se logró, y el 14 de febrero de 1981 nos casamos. Antes de que cumpliéramos 37 años juntos, se me fue Refugio de esta tierra, pero su presencia se siente todavía.
Aun cuando se nos haya ido un ser querido, queremos honrar su memoria. Para muchos el día de su cumpleaños o el de su fallecimiento es un día propicio para celebrar o por lo menos hacer algo especial.
El primer aniversario sin mi esposo, salí a comer sola a un restaurante nada epecial, y compré un lindo ramo de flores. El año pasado, en nuestro aniversario pasé las fotos de nuestra boda (que ya se caían de las páginas) a un nuevo álbum, algo sencillo pero significativo para mí.
En los 80 años de Cuco, hace unos meses, reunimos a parientes y viejos amigos para un Zoom de recuerdos, un tiempo muy agradable. Hubo que adaptarse a estos tiempos “diferentes”.
Este 14 de febrero recuerdo que hace 40 años nos unimos en matrimonio. Se me ocurrió preguntar en Facebook qué ideas tenían mis contactos para celebrar esta fecha, sin prometer nada aparte de publicar en mi blog sus sugerencias. Por supuesto, el estar en tiempos de confinamiento por esta “cuarentena sin fin” ¡nos complica las opciones!
Como decimos en español, lo prometido es deuda.
- Carmen: Haz una reseña de ustedes como matrimonio, y qué hubiera pasado si hubieran llegado juntos a los 40. (También me habló de hacer un video con fotos, que sería un buen proyecto para este año, con más tiempo).
- Leslie: Hacer un collage de una foto por cada año juntos.
- Pilar: Yo haría un collage de fotos de lo que viviste con él como esposos y lo que has hecho en su honor estos años que se adelantó y después compartirlo con tus hijos.
- Mayra: Tener un zoom con otras mujeres viudas, y cada quien pueda tener un tiempo para compartir lo que haya preparado, como collage de fotos, alguna canción, recordando anécdotas graciosas, y orar juntas. Algo así.
- Rachel: Si tu familia lo puede hacer, reúnete con ellos. Miren los viejos álbumes de fotos. Platiquen acerca de los recuerdos de tu esposo. Escríbele una carta. Come lo que tú y él disfrutaban juntos. Si tu familia no se puede reunir contigo, encuentra a alguien más que lo conocía bien y haz lo mismo. No pases el día a solas a menos de que quieras.
- Stephen: Come el platillo favorito de tu galán, u hornea su pay favorito. Lee un fragmento de su libro favorito, y el tuyo. Todavía está presente.
- Janni: Prepara la comida favorita que disfrutaban juntos. Mira las fotos de su boda, si aguantas hacerlo. Escribe en un diario las cosas maravillosas que aprecias de él.
Recibí una colección de ideas bonitas y creativas, pero algunas requerían más tiempo de la que disponía yo. ¡Y más esfuerzo! En cuanto a las fotos, con el cambio a lo digital, no sé dónde encontrar muchas de ellas. Y las anteriores… están por todos lados.
Confieso que no recuerdo si mi Cuco tenía un platillo favorito. Si íbamos a un mercado a comer, le gustaban el pipián y la sopa de habas, que no son “mis especialidades”. Comía con gusto todos los postres que le hacía.
Escribir, eso sí me encanta. Ya he escrito bastante sobre Cuco, sobre nuestra boda, sobre varios aniversarios y más, en ocasiones para mi blog. Hace poco apunté algunos pensamientos sobre “su filosofía” para los hijos. (Por ejemplo: “Nada es imposible”. Es verdad: ¡me ganó el corazón!).
Hoy fue el día. Al fin, no planée nada, aparte de publicar esto en mi blog. ¿Me perdonan? Quizás pueda usar sus sugerencias en otro momento. Dejé que mis hijos decidieran cómo conmemorar el día. Hubo una llamada telefónica con un canto por la mañana y una videollamada en la noche.
Me llevaron a un lindo rancho en la sierra cerca de San Martín Texmelucan, Puebla, donde cultivan lavanda y hacen una variedad de productos con lavanda y otras sustancias naturales. Comimos al aire libre; caminamos bosque arriba para un tour, donde aprendimos acerca de las variedades de lavanda y sus usos. Visitamos la pequeña granja y dimos alfalfa a los conejos; varios cargamos unos conejitos preciosos. (Los niños rogaban por poder llevar uno a casa…)
Olor a pino y a lavanda. Una caminata en la naturaleza. Lo fresco de la sierra. Tiempo con la familia…
Le hubiera encantado a mi Cuco.